La ciencia es considerada el motor fundamental que mueve nuestro mundo y lo que nos ha permitido evolucionar tecnológicamente de manera constante e inimaginable. Es lo más importante y lo más preciado que tiene la humanidad, sin embargo, no nos damos cuenta de ello y quizás hasta llegamos al punto de subestimar lo que somos capaces de hacer.
Si miramos a nuestro alrededor y analizamos todo lo que hemos logrado gracias a la ciencia, nos damos cuenta que poseemos cosas que nuestros antepasados ni siquiera habían soñado o imaginado.
La tecnología está casada con la ciencia, son dos pilares que jamás podrán divorciarse (por así decirlo). En sí misma la tecnología no tiene ningún valor. Una bombilla no es tal si antes no se hubiesen estudiado las leyes físicas que rigen la electricidad. Sin el estudio de la Ley de Gravitación Universal de Newton no existirían los aviones o los satélites. Así podríamos seguir y tener una lista infinita de todo lo que la ciencia ha aportado a la humanidad, que directa e indirectamente ha mejorado nuestra calidad de vida.
Nos hacemos la siguiente pregunta ¿Cómo es posible que la ciencia esté avanzando de manera tan extraordinaria? Desde que cada uno de nosotros nacemos, tenemos algo que es completamente innato, CURIOSIDAD. Es esta curiosidad por entender el medio en el que vivimos, por entender el universo y la naturaleza, lo que nos ha permitido evolucionar y por ende mejorar nuestra calidad de vida.
Actualmente, a nivel global son muy pocos los que estudian ciencias puras e ingeniería. Se debería incentivar más el estudio de estas carreras y apoyar a todas aquellas personas que desean realizar investigaciones científicas.
“La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible”. Arthur C. Clarke
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